

El pasado lunes, comenzamos la semana viviendo un auténtico día de invierno, como merece esta estación tan bonita, caracterizada por las lumbres de las chimeneas, los gorros, las bufandas y los guantes de camino al cole y ese tufillo a leña mojada que viene de nuestros campos y viñedos.
A medida que avanzaba la mañana, una lluvia de copos blancos y esponjosos empezó a caer alrededor del cole, propiciando que los chicos mirasen con júbilo por las ventanas de las aulas como San Carlos se iba tiñendo de una tupida y brillante alfombra blanca.
Los más pequeñines, que lógicamente no están acostumbrados aún a este bonito fenómeno atmosférico, hicieron una breve salida al porche para mirar de cerca asombrados como era la nieve e intentar tocarla y sentirla en sus manos.
Fue un día divertido y singular, en el que disfrutamos de un espectáculo de la naturaleza digno de la mejor estampa de navidad.